Ex. 4:21, "dijo el Señor a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo".
¿Por qué haría Dios tal cosa? ¿Por qué endureció el corazón de Faraón? ¿Qué quiere decir esto? ¿Fue dominada la mente de Faraón enteramente por Dios para que fuera condenado? ¿Perdió él la facultad de decidir y de ejercer su propia voluntad?
Los siguientes textos dicen que el Señor endureció el corazón de Faraón: Ex. 7:13; 9:12; 10:1, 20, 27; 11:10; 14:8; Deut. 2:30.
Faraón endureció su propio corazón
Pero también la Biblia dice que Faraón endureció su propio corazón; por ejemplo, Ex. 8:15, "Pero viendo Faraón que le habían dado reposo endureció su corazón y no los escuchó, como Jehová lo había dicho". El v. 32 dice, "Mas Faraón endureció aun esta vez su corazón, y no dejó ir al pueblo". Ex. 9:34, "endurecieron su corazón él y sus siervos". Aun los sacerdotes filisteos reconocieron esta verdad: "¿Por qué endurecéis vuestro corazón, como los egipcios y Faraón endurecieron su corazón?" (1 Sam. 6:6).
El corazón de Faraón se endureció
Otras veces dice sencillamente que el corazón de Faraón se endureció, y no dice que el Señor lo hizo ni que Faraón lo hizo; por ejemplo, Ex. 7:14, "está endurecido"; 7:22, "se endureció"; 8:19, "se endureció"; 9:7, "se endureció"; 9:35, "se endureció". Sin embargo, Ex. 9:34, 35 dice claramente que Faraón y sus siervos endurecieron su corazón.
¿Quién, pues, endureció el corazón a Faraón?
Sin duda, los dos, tanto Dios como Faraón. Seguramente Dios tuvo algo que ver con el endurecimiento del corazón de Faraón, porque el texto lo dice claramente. ¿En qué forma lo hizo Dios? Dios hace lo que hace por medio de Sus enseñanzas y hechos. Dios obraba por medio de los mandamientos entregados a Faraón por medio de Moisés y Aarón. Dios obraba también a través de los milagros. Dios no obró en forma milagrosa directamente sobre el corazón de Faraón. No dominó milagrosamente la voluntad de Faraón, haciéndole solamente un títere bajo el control de Dios. Dios no obra así.
Es indispensable entender que Dios obra por medio de Sus enseñanzas y hechos. Observemos que Dios hizo algo que tuvo su efecto sobre el corazón de Faraón. ¿Qué fue? ¿Manipuló en alguna forma misteriosa la mente y voluntad del rey? De ninguna manera. ¿Qué hizo, pues? Entregó el mandamiento de que Faraón dejara salir a su pueblo Israel y por la mano de Moisés y Aarón hizo milagros para demostrar su poder y autoridad para ejecutar Su voluntad. Con este mandamiento y con estos milagros Dios endureció el corazón de Faraón. De esta manera Dios causó indirectamente el endurecimiento del corazón de Faraón. Pero en fin de cuentas cada individuo endurece su propio corazón por su reacción negativa y rebelde hacia los mandamientos de Dios. Cuando Dios nos da mandamientos, El provee la ocasión o la oportunidad para que nosotros obedezcamos o desobedezcamos. Los que desobedecen también se endurecen.
Obsérvese este principio en Los Hechos
El día de Pentecostés (Hech. 2:41), tres mil personas recibieron la palabra y fueron bautizadas. En lugar de endurecer su corazón se humillaron delante de Dios, pero poco después (Hech. 5:33) el mismo evangelio endureció a otros: "Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos".
Un contraste claro entre los que se humillan y los que se endurecen se puede observar en Hech. 13:44-48. "El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios. Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando. Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles ... Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna". El mismo evangelio que endureció a los judíos abrió los corazones de los gentiles. Dios hizo las dos cosas a través del mismo evangelio.
Otro ejemplo se ve en Hech. 16:14, "una mujer llamada Lidia ... estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella". Ella estaba dispuesta a oír. Así se describen los gentiles en el v. 48, estaban dispuestos o ordenados; se arreglaron a sí mismos, se dispusieron, para oír y recibir la palabra de Dios.
Conclusión
Faraón tenía toda la culpa en el asunto del endurecimiento de su corazón. La parte de Dios era simplemente dar órdenes y confirmarlas con milagros y esto endureció a Faraón porque se rebeló contra Dios y no estaba nada dispuesto a obedecerle.
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